martes, 19 de octubre de 2010

Segunda parte de la segunda semana. Curso 2010.

Primera de la Segunda parte de la investigación: Estado de excepción.

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Es conocida la octava tesis sobre la filosofía de la historia de Walter Benjamin, publicada bajo el título: Sobre el concepto de historia. Dice la tesis: la tradición de los oprimidos nos enseña que el “estado de excepción” en que vivimos es la verdadera regla general. Precisamos construir un concepto de historia que se corresponda con esa verdad. En ese momento, percibiremos que nuestra tarea es originar un verdadero estado de excepción; con eso, nuestra posición será más fuerte en la lucha contra el fascismo. Este se beneficia de las circunstancias de que sus adversarios lo enfrentan en nombre del progreso, considerado como una norma histórica. El asombro con el hecho de que los episodios que vivimos en el siglo XX aún sean posibles, no es un asombro filosófico. Él no genera ningún conocimiento, a no ser el conocimiento de que la concepción de la historia de la cual emana semejante asombro es insustentable.
A esta tesis, escrita entre fines de 1939 y comienzos del ‘40, se le puede sumar la contemporánea posición sobre el Estado de excepción de Carl Schmitt en La dictadura 1921 y en Politische Theologie (Teología Política) de 1922, que plantea la contigüidad esencial entre estado de excepción y soberanía.
Estado de excepción relación con la Dictadura, con el Estado de sitio, pero, también, con la guerra civil, la insurrección y la resistencia, es decir, con aquello que se opone al “estado normal”.
Agamben realiza un extenso análisis sobre los estados de excepción, que determina de manera creciente e incontenible la política de los estados modernos en la mayor parte de sus dimensiones. De esa forma, “en casi todas las democracias occidentales” se manifiesta la tendencia, sin precedentes, de generalizar el “paradigma de la seguridad como técnica normal de gobierno” .
Giorgio Agamben indica -en un cruce discontinuo que vincula el análisis del fascismo con la actual situación de Guantánamo- que “la declaración del estado de excepción ha sido sustituida de forma progresiva por una generalización sin precedentes del paradigma de la seguridad como técnica normal de gobierno”. Para Agamben, “el significado inmediatamente biopolítico del estado de excepción como estructura original en que el derecho incluye en sí al viviente por medio de su propia suspensión se manifiesta con claridad en la military order promulgada por el Presidente de Estados Unidos el 13 de noviembre de 2001, que autoriza la indefinite detention y el procesamiento por military commisions (que no hay que confundir con los tribunales militares previstos por el derecho de guerra) de los no ciudadanos sospechosos de estar implicados en actividades terroristas”.
El Usa Patrioct Act, de fecha 26 de octubre de 2001 del Senado, “facultaba al Attorney general ‘para someter a detención’ al extranjero (alien)” –extranjero, etimología latina alienare- “sospechoso de realizar actividades que supongan un peligro para la ‘seguridad nacional de los Estados Unidos’; pero en el plazo de siete días el extranjero debía de ser expulsado o bien acusado de violación de las leyes de emigración o de cualquier otro delito” . El cambio, o la novedad de la propuesta de Bush, consistían en eliminar radicalmente cualquier estatuto jurídico para ciertas personas, “produciendo de esta forma un ser jurídico innombrable e inclasificable”. Los talibanes capturados en Afganistán, y en otras partes del mundo, no disfrutan del estatuto de prisionero de guerra ni de los imputados en un delito de cualquier índole según la ley estadounidense. “Ni prisioneros ni acusados, sino tan sólo detaines, son objeto de una pura dominación de hecho, de una detención indefinida, y no sólo en sentido temporal sino en cuanto a su propia naturaleza, puesto que queda sustraída por completo a la ley y al control judicial”.
Como indica Judith Butler -citada por Agamben- en el detaine de Guantánamo la nuda vida llega a su máxima indeterminación. Es decir, sólo es comparable con la situación jurídica de los judíos en los Lager nazi, quienes, al ser privados de ciudadanía, habían perdido toda identidad jurídica. El estado de excepción performativamente es irrepresentable y actúa de forma paralegal. “El estado de excepción no es un derecho especial (como el derecho de guerra), pero, en cuanto suspensión del orden jurídico mismo, define el umbral o el concepto-límite de éste”.

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Tesis de Agamben:
“La incertidumbre del concepto tiene su fiel correspondencia en la incertidumbre terminológica”. El estudio del filósofo italiano, se sirve del sintagma “estado de excepción como término técnico para el conjunto coherente de fenómenos jurídicos que se propone definir” (13).
En América del sur el término más utilizado es “estado de sitio”, noción vinculada a las doctrinas italiana y francesa, mientras que “estado de excepción es común en la doctrina alemana (Ausnahmezustand junto con Notstand, como estado de necesidad). Para Giorgio Agamben (2004: 14): “si las nociones de ‘estado de sitio’ y de ‘ley marcial’ expresan una conexión con el estado de guerra que ha sido históricamente decisiva y que aún está presente, resultan, sin embargo, inadecuadas para definir la estructura propia del fenómeno y tienen por ello necesidad de calificaciones ‘político’ o ‘ficticio’, también de alguna manera descaminadas”. En cambio, “el estado de excepción no es un derecho especial (como el derecho de guerra), pero en cuanto suspensión del orden jurídico mismo, define el umbral o el concepto- límite de éste”.
“La historia del término `estado de sitio ficticio o político’ es instructiva” y permite aclarar porque se incorpora al sintagma, más general, de estado de excepción. “Procede de la doctrina francesa, en su referencia al decreto napoleónico de 24 de diciembre de 1811, que preveía la posibilidad de un estado de sitio, que el Emperador podía declarar, con independencia de cuál fuera la situación efectiva de una ciudad sitiada o directamente amenazada por las fuerzas enemigas”. El origen de la figura jurídica se remonta al decreto del 8 de julio de 1791 de la Asamblea Constituyente francesa, que distingue entre état de paix, en el que la autoridad militar y civil actúan cada una independiente de la otra en su propia esfera, état de guerre, en el que la autoridad civil actúa concertadamente con la autoridad militar, y état de siège, “en el que ‘todas las funciones de que está investida la autoridad civil para el mantenimiento del orden y de la policía interna pasan al comandante militar, que los ejercita bajo su responsabilidad exclusiva” (Agamben, 2004: 14). Esta última fue la situación que se vivió en la zona del terremoto de Chile desde el 28 de febrero de 2010. “Aunque por una parte (en el estado de sitio), el paradigma sea la extensión al ámbito civil de los poderes que competen a la autoridad militar en tiempo de guerra, y, por otra, una suspensión de la constitución (o de las normas constitucionales que protegen la libertad individual), los dos modelos acabarían por confluir con el tiempo en un único fenómeno jurídico, que llamamos estado de excepción” (Agamben, 2004: 15).
De esa forma, cada vez más, en Sudamérica diversos medios de comunicación (en una era postmediática), apelan al paradigma de la seguridad como técnica “normal” de convivencia socio- cultural. Con imágenes, sonidos y escrituras que, apelando a un nuevo tipo de archivo, muestran, hasta el cansancio, la desintegración social, paradójicamente, como la nueva forma de convivencia. Así las cosas, fortalecen el discurso sobre la seguridad como “técnica normal de gobierno”. Hay que tener presente, que las dos principales reformas que se han instalado en Sudamérica, son las de la educación y las de la seguridad. Parece que estar “seguros” (en salud, en delincuencia, en economía, en política…) es, paradójicamente, una de las claves de vida en la sociedad del riesgo.
El status necessitatis se presenta “tanto en la forma del estado de excepción como en la revolución, como una zona ambigua e incierta, donde procedimientos extra o antijurídicos en sí mismos, se convierten en derecho y donde las normas jurídicas se indeterminan en mero hecho; un umbral, pues, en que hecho y derecho parecen hacerse indecidibles” (Agamben, 2004: 46). Así, “si se ha dicho de forma convincente que, en el estado de excepción, el hecho se convierte en derecho (…) lo contrario, es verdad también: en aquel actúa un movimiento inverso, en virtud del cual el derecho se suspende y se anula en el hecho” (Agamben, 2004:46).
En ese contexto, cada vez más, a partir de las reformas procesales penales (por ejemplo, en Chile), hecho y derecho se confunden, ya que, en diversas circunstancias, los medios de comunicación “judicializan” (o mejor dicho, derechizan –de derecho y de derechas-) a los “afueras” no representativos: movimientos sociales, delincuentes pobres, otredades que no ingresan en el espacio representativo del adentro del discurso mediático y postmediático.

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El término estado de excepción aparece por primera vez en el libro de Carl Schmitt sobre La dictadura, en 1921, con el derrumbe de las democracias europeas –entre 1934 y 1948- se consolida.
Las tesis benjaminianas comenzarán a escribirse 19 años después.
En Schmitt, que, para Agamben, es “el intento más riguroso de construir una teoría del estado de excepción”, en una de sus versiones (la de 1921), el estado de excepción no es la regla sino la dictadura. Ésta incluye el estado de sitio y se presenta como la suspensión del derecho.
Distinción entre dictadura comisarial (tiene el objetivo de defender o restaurar la constitución vigente) y dictadura soberana, oposición entre dictadura constitucional que se propone salvaguardar el orden constitucional, y dictadura inconstitucional que conduce a su supresión (18).
Un año después, en Teología política, “dictadura” y “estado de sitio” desaparecen para dar paso al de Estado de excepción. La intención es inscribir el estado de excepción en un contexto jurídico.
“Estar- fuera y, no obstante, pertenecer: ésta es la estructura topológica del estado de excepción, y sólo porque el soberano, que decide sobre la excepción, está en verdad definido en su propio ser por ésta, puede también ser definido por el oxímoron amenidad- pertenencia”.
DEFINICIÓN DEL ESTADO DE EXCEPCIÓN EN LA DOCTRINA DE SCHMITT: “el lugar en que la oposición entre la norma y su aplicación alcanza su máxima intensidad. Es un campo de tensiones jurídicas, en el que un mínimo de vigencia formal coincide con un máximo de aplicación real y viceversa. Pero también en esta zona extrema, e incluso precisamente en virtud de ella, los dos elementos del derecho muestran su íntima cohesión” (57).
En el caso de Benjamin, la tesis octava, seguramente hipotetiza Agamben fue tomada de Nissen, quien en 1877, había intuido que “las medidas excepcionales desaparecieron porque habían pasado a ser la regla”.

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Conclusiones de Agamben: “El sistema jurídico de Occidente se presenta como una estructura dual, formada por dos elementos heterogéneos y, sin embargo, coordinados: uno normativo y jurídico en sentido estricto –que aquí podemos inscribir por comodidad bajo la rubrica potestas- y otro anómico y metajurídico, que puede ser denominado auctoritas”.

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Referencia a la conferencia de Jacques Derrida en Nueva York en 1989 sobre Fuerza de ley: el fundamento místico de la autoridad, y a la relación enigmática entre esa conferencia y el texto de Benjamin “Para una crítica de la violencia” publicado entre 1920 y 1921.
Ese texto forma parte de un largo “¿malentendido?” en la relación entre Benjamin y Schmitt. Mal o bien entendido la escritura y la vida de ambos se cruzarán…

Segunda semana. Curso 2010.




Problema 4: Agamben y Foucault: continuidades/ discontinuas y rupturas. Resumen de los homo sacer. Soberanía, economía y religiones. Un religioso y un ateo. Agamben discute el concepto de vida en Foucault y Deleuze por un lado y en Derrida por otro. Otras influencias de Agamben: Heidegger; Benjamin; Benveniste; Derrida.


Segunda semana.0


Giorgio Agamben es un teórico italiano que nació en Roma en 1942. Heredero de la tradición franco- alemana, sintetizador de obras como las de Michel Foucault, Jacques Derrida (formó parte del Colegio de Filosofía), Émile Benveniste, Guy Debord, Carl Smith, Walter Benjamin (traductor de su obras al italiano), Martin Heidegger, Hanna Arendt y otras tradiciones menos frecuentes en occidente como las de Aby Warburg.
En una segunda etapa de su obra, luego de una primera más fenomenológica, continúa desarrollando las implicancias del concepto de biopolítica. “La muerte impidió a Foucault desarrollar todas las implicaciones del concepto de bio-política y también mostrar en qué sentido habría podido profundizar posteriormente la investigación sobre ella; pero, en cualquier caso, el ingreso de la zoe en la esfera de la polis, la politización de la nuda vida como tal, constituye el acontecimiento decisivo de la modernidad, que marca una transformación radical de las categorías político- filosóficas del pensamiento clásico. Es probable, incluso, que, si la política parece sufrir hoy un eclipse duradero, este hecho se deba precisamente a que ha omitido medirse con ese acontecimiento fundacional de la modernidad” (2003:13).
Los enigmas que en el siglo XX han desafiado a la historia y que, para Agamben, siguen siendo actuales, entre ellos el más inquietante del nazismo, sólo se podrán resolver en el ámbito de la bio- política en que se forjaron. “Únicamente en un horizonte bio-político se podrá decidir, en rigor, si las categorías sobre las que se ha fundado la política moderna (derecha/izquierda; privado/ público; absolutismo/ democracia, etc.) y que se han ido difuminando progresivamente, hasta entrar en la actualidad en una auténtica zona de indiferenciación, habrán de ser abandonados definitivamente o tendrán la ocasión de volver a encontrar el significado que habían perdido precisamente en aquel horizonte. Y sólo una reflexión que, recogiendo las sugerencias de Benjamin y Foucault, se interrogue temáticamente sobre la relación entre la nuda vida y la política, que rige de forma encubierta las ideologías de la modernidad aparentemente más alejadas entre sí, podrá hacer salir a la política de su ocultación y, a la vez, restituir el pensamiento a su vocación práctica” (Agamben, 2003: 13).
Para Agamben, las dos directrices del enfoque del poder de Foucault, implica un análisis no convencional de los modos concretos en que el poder “penetra en el cuerpo mismo de los sujetos” (esta idea es cuestionable, ¿sujeto en Focault?) “y en sus formas de vida”. Tecnologías políticas y tecnologías del yo.


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En la investigación de Agamben se conjuga el análisis de la nuda vida en la figura del homo sacer.

Primera parte de la investigación: el poder soberano y la nuda vida.
Primera de la Segunda parte de la investigación Estado de excepción.
Segunda de la segunda parte de la investigación de la teología política a la teología económica.
Tercera parte lo que queda de Auschwitz, el archivo y el testigo.


Primera parte
“La presente investigación se refiere precisamente a ese punto oculto en que confluyen el modelo jurídico- institucional y el modelo biopolítico del poder”. En Foucault, no hay solo un análisis jurídico institucional del poder, de ahí su crítica a los universales como, por ejemplo, el Estado, la sociedad civil, el pueblo… Agamben cambia la dirección: uno de los posibles resultados “que arroja es, precisamente, que esos dos análisis no pueden separarse y que las implicaciones de la nuda vida en la esfera política constituyen el núcleo originario –aunque oculto- del poder soberano. Se puede decir, incluso, que la producción de un cuerpo biopolítico es la aportación original del poder soberano. La biopolítica es, en este sentido, tan antigua al menos como la excepción soberana. Al situar la vida biológica en el centro de sus cálculos, el Estado moderno no hace, en consecuencia, otra cosa que volver a sacar a la luz el vínculo secreto que une el poder con la nuda vida, reanudando así (según una correspondencia tenaz entre moderno y arcaico que se puede encontrar en los ámbitos más diversos) el más inmemorial de los arcana imperii”.
Pregunta a partir de Aristóteles de Agamben: “¿por qué la política occidental se constituye sobre todo por medio de una exclusión (que es, en la misma medida, una implicación) de la nuda vida? ¿Cuál es la relación entre política y vida, si ésta se presenta como aquello que debe ser incluido por medio de una exclusión?”.
Estado de excepción: tanto en Smith como en Benjamin con sus diferencias. Volverá a ella en la segunda parte de la investigación.
“La estructura de la excepción” que, Agamben, bosqueja en la primera parte del libro, “parece ser, dentro de esa perspectiva, consustancial con la política occidental, y la afirmación de Foucault, según la cual para Aristóteles el hombre era un ‘animal viviente y, además, capaz de una existencia política’ debe ser completada de forma consecuente, en el sentido de que lo problemático es, precisamente, el significado de ese ‘además’. La singular fórmula ‘generada con vistas al vivir, existente con vistas al vivir bien’ puede ser leída no sólo como una implicación de la generación (ginoméne) en el ser (ousa), sino también como una exclusión inclusiva (una exceptio) de la zoe en la polis, como si la política fuera el lugar en que el vivir debe transformarse en vivir bien, y fuera de la nuda vida lo que siempre debe ser politizado. La nuda vida tiene, en la política occidental, el singular privilegio de ser aquello sobre cuya exclusión se funda la ciudad de los hombres” (2003: 17).
En la primera parte de la investigación de Giorgio Agamben, la protagonista es la nuda vida, “es decir la vida a quien cualquiera puede dar muerte pero es a la vez insacrificable del homo sacer”. Esta oscura figura del derecho romano arcaico, “en que la vida humana se incluye en el orden jurídico únicamente bajo la forma de su exclusión”, esto es, abriendo la posibilidad absoluta de que cualquiera le mate, ofrece la clave para analizar los textos sagrados de la soberanía y los propios del poder político. Figura de lo sagrado que está más acá y más allá de lo religioso, enigma de una figura de lo sagrado y que constituye el primer paradigma del espacio político de Occidente. Agamben corrige o completa la tesis foucaultiana: “en el sentido de que lo que caracteriza a la política moderna no es la inclusión de la zoe en la polis, en sí misma antiquísima, ni el simple hecho de que la vida como tal se convierta en objeto eminente de los cálculos y de las previsiones del poder estatal: lo decisivo es, más bien, el hecho de que, en paralelo al proceso en virtud del cual la excepción se convierte en regla”, (parafraseando a Benjamin) “el espacio de la nuda vida que estaba situada originariamente al margen del orden jurídico, va coincidiendo de manera progresiva con el espacio político, de forma que exclusión e inclusión, externo e interno, bios y zoe, derecho y hecho entran en una zona de irreductible indiferenciación”.
Democracia moderna: encontrar el bios de la zoe; reivindicación y liberación de la zoe; transformar la nuda vida en forma de vida.

Las conclusiones provisionales de la primera parte de la investigación son:

1. La relación política “originaria es el bando (el estado de excepción como zona de indistinción entre exterior e interior, exclusión e inclusión)”.


“La antigüedad germánica y la escandinava nos ofrecen más allá de cualquier duda un hermano del homo sacer en el banido y el fuera de la ley (wargus, vargr, el lobo, y, en sentido religioso, el lobo sagrado, vargr y veum). Lo que la antigüedad romana considera como una imposibilidad –el matar al proscrito sin celebrar un juicio y al margen del derecho- fue una realidad incontestable en la antigüedad germánica” (Jhering. 1886).
Jhering aproximó la figura del homo sacer al wargus, el hombre lobo, y el friedlos el sin paz del antiguo derecho germánico.

El friedlos se encuentra entre las figuras difundidas de la realidad social y jurídica de todos los reinos peninsulares españoles del Medioevo, prácticamente desde sus orígenes, y se prolonga hasta la segunda mitad del siglo XIV, sin que falten, no obstante, manifestaciones más tardías como en Aragón durante la segunda mitad del siglo XV. La privación de la paz –que en el período más antiguo era consecuencia de casi todos los crímenes propiamente dichos- presentaba dos formas diferentes según se tratase de la paz de la ciudad o de la del reino y era consecuencia de la comisión de algunos delitos considerados graves, generalmente, de traición. El culpable debía, normalmente, abandonar la ciudad o el reino dentro de un plazo concebido para ese fin. Luego entraban plenamente en acción los efectos jurídicos punitivos.
Bando: remite a un entreverado complejo de categorías y realidades jurídico- institucionales que, arrancando de la antigüedad germánica tuvieron una destacada presencia desde los albores de la Edad Media en la vida política y social de todos los pueblos del centro y del occidente de Europa, como consecuencia justamente de la generalización del proceso de germanización. Bannan, bannen ordenar, matar, prohibir bajo amenaza de sanción. Gótico bandwjan, dar una señal, del que proceden bando y banda (fracción) o bandería y bandera (signo o estandarte de un grupo). “Es decir, junto a los significados predominantemente inclusivos o integradores … conviven desde un principio los explícitamente excluyentes” –abandono- “incluso en sus formas más extremas, que son … las que en castellano han experimentado una erosión semántica más severa. No parece inoportuno señalar aquí que el bando castellano, como el italiano, inicia su recorrido bajo el predominio del radical ban- (bannire, bannitus, banis, banido) bien atestiguado en Las Partidas (Las Siete Partidas o simplemente Partidas es un cuerpo normativo redactado en Castilla, durante el reinado de Alfonso X (1252-1284), con el objetivo de conseguir una cierta uniformidad jurídica del Reino. Su nombre original era Libro de las Leyes, y hacia el siglo XIV recibió su actual denominación, por las secciones en que se encuentra dividida. Esta obra se considera el legado más importante de España a la historia del derecho, al ser el cuerpo jurídico de más amplia y larga vigencia en Iberoamérica -hasta el siglo XIX-. Incluso se le ha calificado de "enciclopedia humanista", pues trata temas filosóficos, morales y teológicos -de vertiente greco-latina-, aunque el propio texto confirma el carácter legislativo de la obra, al señalar en el prólogo que se dictó en vista de la confusión y abundancia normativa y solamente para que por ellas se juzgara), donde, por cierto, se precisa que los ‘llamados banidos’, que ‘a veces son contados entre los deportados, a veces entre los relegados’, ‘según lenguaje de España son dichos encartados’” (Cuarta Partida sobre el Derecho de la familia, el matrimonio y el parentesco). “Bando sólo se impone plenamente a partir de la segunda mitad del siglo XVI, con toda probabilidad por influencia italiana… y como tal se ha mantenido a partir de entonces en ambos idiomas”.
La forma participal italiana, “bandito”, corresponde a la española bandido.
2. “La aportación fundamental del poder soberano es la producción de la nuda vida como elemento político original y como umbral de articulación entre naturaleza y cultura, zoe y bios”.
3. El campo de concentración y no la ciudad es hoy el paradigma biopolítico de occidente. “La primera de estas tesis vuelve a poner en entredicho cualquier teoría del origen contratactual del poder estatal, y al mismo tiempo, toda posibilidad de colocar en la base de las comunidades políticas algo que tenga que ver con una ‘pertenencia’ (sea cual fuere la identidad popular, nacional, religiosa o de cualquier otra índole en que se funde). La segunda implica que la política occidental es desde el inicio una biopolítica, y de esta forma, hace vano cualquier intento de fundar las libertades políticas en los derechos del ciudadano. La tercera, en fin, arroja una sombra siniestra sobre los modelos mediante los cuales las ciencias humanas, la sociología, la urbanística y la arquitectura tratan hoy de organizar y de pensar el espacio público de las ciudades del mundo, sin tener una clara conciencia de que en su centro(aunque transformada y más humana en apariencia) está todavía aquella nuda vida que definía la política de los grandes estados totalitarios del siglo veinte”.
“ ‘Nuda’, en el sintagma ‘nuda vida’, corresponde aquí al término griego, haplos, con el que la filosofía primera define al ser puro”. ¿Un ser sin ente, tal como se lo formula el último Heidegger?
En un punto del Homo Sacer y con agregados publicado en La potencia del pensamiento, Agamben se refiere al texto de Levinas La filosofía del nazismo y lo acerca en la reflexión a Heidegger. Repasar reflexiones de ambos textos.
“Puesto que la nuda vida es, ciertamente, tan indeterminada e impenetrable como el ser haplos” (simple), de ella se podría decir, como de este último, que la razón no puede pensarla más que en el asombro y la estupefacción”.
“Sin embargo, son precisamente estos conceptos vacíos e indeterminados los que parecen custodiar sólidamente las llaves del destino histórico- político de Occidente; y, quizás, sólo si llegamos a saber descifrar el significado político del ser puro podremos dar cuenta de la nuda vida que expresa nuestra sujeción al poder político, como, a la inversa, sólo si hemos comprendido las implicaciones teóricas de la nuda vida podremos resolver el enigma de la ontología. Llegada al límite del ser puro, la metafísica (el pensamiento) se trasforma en política (realidad), de la misma manera que es en el umbral de la nuda vida donde la política se transmuta en teoría” (231-232).

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Primeras sesiones.


BIOPOLÍTICA: EXTRAÑEZA DE UN CONCEPTO QUE NO TERMINA DE CONSOLIDARSE.
CLASE 1.

1. Michel Foucault y el concepto de biopolítica.
Michel Foucault no desarrolló sistemáticamente el concepto de biopolítica desde sus primeras obras. No obstante ello, pueden rastrearse interesantes antecedentes en obras tempranas como Historia de la locura en la época clásica; el Nacimiento de la clínica; Las palabras y las cosas, y en su texto metodológico por excelencia: La arqueología del saber.
Se ha discutido mucho desde cuando Foucault encarna el análisis de lo que llamará, desde 1974, en las conocidas conferencias de Río de Janeiro, publicadas bajo el título “La verdad y las formas jurídicas”, biopolítica. Para el filósofo argentino, Edgardo Castro (2010: 23) no es posible considerar que en la primera etapa de Foucault ya se encuentra el “marco del juego entre dispositivos juridiccionales y dispositivos veridiccionales” , por lo menos en obras como Las palabras y las cosas o La arqueología del saber, ya que en la primera “la descripción de las formación de las ciencias humanas, en términos de episteme, permanece limitada al orden de las prácticas discursivas”. No obstante, no es menos cierto que en Las palabras y las cosas la imagen visual, desde la enciclopedia china pasando por el pensamiento de la semejanza y la similitud hasta llegar a la imagen del hombre borrándose “en los límites del mar” como “un rostro” se disipa “en la arena” (Foucault, 1986: 375), recorre transversalmente el texto. Mientras que en La arqueología del saber hay sendos capítulos referidos a dos tipos de formaciones prácticas: las llamadas discursivas y las no discursivas.
El concepto de biopolítica como tal, lo hace “visible” en tres cursos del Collège de France y al comienzo de un cuarto: los de los años 1976: Defender la sociedad; 1978: Seguridad, territorio y Población; 1979: Nacimiento de la biopolítica; 1980: Sobre el gobierno de los vivos y en las últimas páginas del primer tomo de la Historia de la sexualidad: la voluntad de saber.
Esta obra es la única, fuera de los cursos citados, en donde Foucault asume la consideración de la noción de biopolítica. Es por esto quizás, que los exegetas de la obra de Foucault, sus críticos y hasta sus interpretantes más cercanos o lejanos, rara vez se refieren extensamente al concepto de biopolítica vinculándolo a Foucault. Se podría realizar un amplio listado de libros sobre Foucault, publicados antes y después de su muerte, donde el término no aparece. Es el caso de Foucault, escrito por Deleuze poco después de su muerte. A esto se le suma que los cursos mencionados, fueron publicados tardíamente.
Es, quizás en forma más desarrollada, en la filosofía política italiana, entre las que figuran los nombres de Giorgio Agamben; Antonio Negri; Roberto Esposito; donde se produce un desarrollo, desde diferentes perspectivas, de la idea de biopolítica. Y, no siempre en estos teóricos, se puede encontrar una cercanía con la propuesta teórico- práctica de Foucault.
En términos epistémicos, en las primeras obras citadas de Foucault, produce un interesante pasaje desde una mirada más fenomenológica al estructuralismo y desde éste al llamado, no sin problemas, postestructuralismo. Esta ironía lo acompañará, posteriormente, en dos temas centrales: una es la ambigüedad que presenta el tema de la imagen y lo visual y, un segundo tema, es la herencia fenomenológica que encontrará en los teóricos del neoliberalismo.

2. Los conceptos como ironías.
Una lectura no menos atenta sostiene, para mayor complejidad, que la noción de biopolítica así como la de hermenéutica del sujeto (que no es una hermenéutica y menos aún del sujeto), son parte de un trabajo irónico con los conceptos realizado por Michel Foucault . Y, quizás esto se puede percibir con mayor claridad, en el curso de 1978- 1979, dictado entre el 10 de enero y el 4 de abril de 1979, titulado Nacimiento de la biopolítica.
En este curso, Foucault no se refiere directamente a la biopolítica ni a su nacimiento, sino a las diversas perspectivas comparativas sobre el neoliberalismo, tanto en su versión alemana, francesa como inglesa- norteamericana. Así en la clase del 7 de marzo de 1979 indica: “les aseguro que, pese a todo, en un comienzo tuve en verdad la intención de hablarles de biopolítica, pero después, como las cosas son lo que son, resulta que terminé por hablarles extensamente –demasiado extensamente, tal vez- del neoliberalismo, y además del neoliberalismo en su forma alemana” . La explicación que les brinda Foucault a sus interlocutores es la siguiente: “si me demoré un poco en el detalle a propósito de este problema del neoliberalismo alemán, fue ante todo por razones de método, porque quería, en continuidad con lo que empecé a decirles el año pasado, ver qué contenido concreto podía darse al análisis de las relaciones de poder, habida cuenta, por supuesto y lo repito una vez más de que el poder no puede considerarse en ningún caso como un principio en sí, ni como un valor explicativo que funcione de entrada. El término mismo de poder no hace otra cosa que designar un {ámbito} de relaciones que resta analizar por completo, y lo que propuse llamar gubernamentalidad, es decir, la manera de conducir la conducta de los hombres, no es más que la propuesta de una grilla de análisis para esas relaciones de poder” (Foucault, 2008: 218). Es decir, el poder como microfísica y susceptible de ser analizado microfísicamente, localmente, singularmente, y, por tanto, no universalmente ni trascendentalmente ni metafísicamente –más allá de la complejidad de estos dos términos en su herencia kantiana no siempre resuelta por Foucault-. Es, por ello, que términos como “Estado”, “sociedad civil”, serán puestos en tensión por Foucault, por su cercanía con los universales.
“Se trataba, por lo tanto”, agregaba Foucault, “de someter a prueba esa noción de gubernamentalidad, y, en segundo lugar, ver de qué manera la grilla de la gubernamentalidad, que puede suponerse que es válida a la hora de analizar el modo de encauzar la conducta de los locos, los enfermos, los delincuentes, los niños, puede valer, asimismo, cuando la cuestión pasa por abordar fenómenos de una escala muy distinta, como, por ejemplo, una política económica, la administración de todo el cuerpo social”.
La apuesta del análisis consistía en ver en qué medida “se podía admitir que el análisis de los micropoderes o de los procedimientos de la gubernamentalidad no está” limitado a un “ámbito preciso que se defina por un sector de la escala, pero debe considerarse como un mero punto de vista, un método de desciframiento que puede ser válido para toda la escala, cualquiera sea su magnitud” (Foucault, 2008: 218).
No obstante, en el resumen del curso, redactado posteriormente, indica que “el tema seleccionado era, entonces, la ‘biopolítica’; yo entendía por ello la manera como se ha procurado, desde el siglo XVIII, racionalizar los problemas planteados a la práctica gubernamental por los fenómenos propios de un conjunto de seres vivos constituidos como población: salud, higiene, natalidad, longevidad, razas..” (2008: 359).

3. El neoliberalismo como problema epistemológico.
Cuatro ideas iniciales que se encuentran en el análisis que emprende Foucault sobre el neoliberalismo: primero, el neoliberalismo no es, simplemente, una evolución –al interior del capitalismo- o una superación del liberalismo; segundo, el neoliberalismo no es, tampoco, simplemente un tema económico; tercero, el neoliberalismo no es un movimiento uniforme al interior del capitalismo; cuarto, el neoliberalismo se plantea como un problema epistemológico, jurídico, económico, cultural y social.
Foucault se detiene extensamente en el neoliberalismo en el curso 1978- 1979, en vez, de profundizar en el nacimiento de la biopolítica, como había prometido, por una “razón de moralidad crítica”. Esa razón de moralidad crítica, en la actualidad, afecta las distintas dinámicas de la gubernamentalidad en América del Sur, por ello, son interesantes de volver a ellas en su dimensión político- crítica.
Ejemplo 1: las incesantes reformas al Estado que se han planteado en diversos países de América del Sur (por ejemplo, Chile o Uruguay) en la postdictadura.

La razón era asumir la inflación con que se había ingresado en la crítica al estado. Ésta, no se corresponde con las últimas décadas del siglo XX, como podría pensarse, sino que tienen sus antecedentes en la crítica ordoliberal (neoliberal), que desde la primera y la segunda década del siglo XX, se emprende contra el estado en todas sus formas: proteccionistas, estatistas, socialistas, comunistas, fascistas, etc.
Para éstos el fascismo, en su versión más radical en la Alemania hitleriana, fue una deriva del proteccionismo estatal. Von Hayek, decía, “muchos se niegan a reconocer que el ascenso del fascismo y el nazismo no ha sido una reacción contra las tendencias socialistas del período anterior, sino un resultado inevitable de estas mismas tendencias” (en Foucault, 2008: 223).
La deriva del neoliberalismo, epistemológicamente, se vincula con el pensamiento de Max Weber, la fenomenología, el neokantismo y, aunque parezca más extraño aún, con la teoría crítica (aunque en movimiento inverso).

3.1. Desde Max Weber a Husserl.
Eucken (máxima autoridad de la escuela neoliberal alemana, discípulo de Alfred Weber, hermano de Max Weber). Había sido designado profesor de economía política en Friburgo en 1927 donde conoció a Husserl. En sus obras Eucken reconoce la influencia de Husserl sobre su método de economía política. De Husserl fundamentalmente toman la idea de “categorías ideales” (¿¿¿??). Además, cuestionan la tradición del liberalismo de los siglos XVIII y XIX (laissez-faire), considerándola como una ingenuidad naturalista. La competencia, para los ordoliberales, debe “sus efectos a la esencia que posee, que la caracteriza y la constituye”. La competencia es, en definitiva, una esencia, un eidos. Es un principio de formalización (normativa, ideal). “Tiene una lógica interna; posee una estructura propia. Sus efectos solo se producen si se respeta esa lógica. Se trata, de alguna manera, de un juego formal entre desigualdades”. La estructura formal, como en Husserl, no se da a la intuición sin una serie de condiciones “que habrán sido cuidadosa y artificialmente establecidas” (Foucault, 2008: 153).

3.2. De Max Weber a la Escuela de Frankfurt.
“Me refiero a la curiosa contigüidad, algo así como un paralelismo, entre lo que llamamos Escuela de Friburgo, u ordoliberales, y sus vecinos, de alguna manera”, de la Escuela de Frankfurt. “Paralelismo en fechas, paralelismo también en el destino, pues al menos una parte de los miembros de la primera se vieron obligados, como los integrantes de la segunda, a dispersarse y marchar al exilio” (Foucault, 2008: 133). Ambas, además, parten de una problemática “que era dominante en Alemania de principios del siglo XX y que puede denominarse weberismo”.
Los textos de Max Weber, con los que trabaja Foucault son Economía y Sociedad y La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Weber, según Foucault, desplaza a Marx de la reflexión a principios del siglo XX: de la lógica contradictoria del capital en Marx a la racionalidad irracional de la sociedad capitalista. Ese es el paso del capital al capitalismo. “Y puede decirse en términos generales que tanto” la Escuela de Frankfurt como la “Escuela de Friburgo, tanto Horkheimer como Eucken, retomaron ese problema simplemente en dos sentidos diferentes, dos direcciones diferentes, porque en forma esquemática, otra vez –el problema” de la Escuela de Franfurt “era determinar cuál podría ser la nueva racionalidad social capaz de definirse y formarse con el objeto de anular la irracionalidad económica. En cambio, el desciframiento de esa racionalidad irracional del capitalismo, que era también el problema de la Escuela Friburgo, gente como Eucken … va a intentar resolverlo de otro modo. No se tratará de encontrar, inventar, definir, la nueva racionalidad social, sino de definir o redefinir o recuperar la racionalidad económica que permita anular la irracionalidad social del capitalismo. Entonces, dos caminos, si se quiere, inversos para resolver el mismo problema”. En 1968 ambos senderos weberianos se enfrentaron a un lado y otro de las barricadas.
Con referencia a los dos neoliberalismo: el ordoliberalismo extiende la racionalidad del mercado como mecanismo de regulación de la competencia. Su análisis es dentro de “un marco institucional y jurídico que, por un lado, brindara las garantías y limitaciones de la ley y, por otro, asegurara que la libertad de los procesos económicos no produjera distorsiones sociales” (Foucault, 2008: 365). En cambio, el neoliberalismo norteamericano (Escuela de Chicago), extiende los mecanismos de mercado a espacios no exclusivamente económicos: la familia, la natalidad, la delincuencia y la política penal.
Ejemplo: Chile.

4. Problema de método.
El análisis del neoliberalismo que emprende Foucault se vincula, aún más, con lo que el llamará “el arte de gobernar”. Esta expresión la utiliza en un sentido restringido como “la manera meditada de hacer el mejor gobierno y también, y al mismo tiempo, la reflexión sobre la mejor manera posible de gobernar” (2008: 17). Es, en definitiva, “el estudio de la racionalización de la práctica gubernamental en el ejercicio de la soberanía política”. Deja de lado todos los universales del pueblo, la sociedad civil, los sujetos, el Estado, el soberano, la soberanía, que utiliza la sociología, la historia, la filosofía política, para partir de la “práctica tal como se presenta”, “se refleja” y “se racionaliza”. Método: caja de herramientas.

El Estado, para Foucault, cambia desde la Edad Media, ya que en esa época era el soberano que debía ayudar a sus súbditos. No es una casa (posición paterna), ni una iglesia (posición religiosa), ni un imperio (posición soberana) sino que es una “realidad específica y discontinua” (Foucault, 2008: 20).
El Estado “no es otra cosa que el efecto, el perfil, el recorte móvil de una perpetua estatización o de perpetuas estatizaciones, de transacciones incesantes que modifican, desplazan, trastornan, hacen deslizar de manera insidiosa, poco importa, las fuentes de financiamiento, las modalidades de inversión, los centros de decisión, las formas y los tipos de controles, las relaciones entre poderes locales, autoridad central, etc…” El Estado no es nada más que el efecto móvil de un régimen de gubernamentalidades múltiples… Por eso me propongo analizar o, mejor, retomar y someter a prueba esa angustia por el Estado … sin intentar arrancar el secreto de su esencia… No se trata de arrancarle su secreto, se trata de ponerse afuera y examinar el problema del Estado, investigar el problema del Estado a partir de las prácticas de gubernamentalidad (Foucault, 96). -
Reflexión sobre Estado de Policía (interno): siglos XVII y XVIII el objeto de la policía es casi infinito. “En cuanto poder independiente frente a los otros poderes, quien gobierna según la razón de Estado tiene objetivos limitados. En cambio, cuando debe manejar un poder público que regula el comportamiento de los sujetos, el objetivo de quien gobierna es ilimitado. La competencia entre Estados es la bisagra entre esos objetivos limitados e ilimitados, pues justamente para poder entrar en competencia con otros Estados, es decir, para mantenerse en una situación de equilibrio siempre desequilibrada, en un equilibrio competitivo con los demás Estados, el que gobierna va [a tener que reglamentar la vida de] sus súbditos, su actividad económica, su producción, el precio [al cual] van a vender las mercancías, el precio al cual van a comprarlas, etc […] La limitación del objetivo internacional del gobierno según la razón de Estado, la limitación de las relaciones internacionales, tiene por correlato la ilimitación en el ejercicio del Estado de policía” (Foucault, 2008: 23).
El método con el que inicia Foucault su análisis es la economía política, como todo método de gobierno en condiciones de asegurar la prosperidad de una nación: “creo que la economía política es lo que permitió asegurar la autolimitación de la razón gubernamental” (Foucault, 2008: 30). La economía política no se formó fuera de la razón del Estado –como el pensamiento jurídico de los siglos XVI y XVII- sino en el marco mismo que la razón de Estado había fijado en el arte de gobernar.

5. El problema de la biopolítica.
Si al principio del curso, Foucault se había propuesta el análisis de la biopolítica. Éste se verá interrumpido porque antes requiere comprender “ese régimen general que” llama “cuestión de la verdad, primeramente de la verdad económica dentro de la razón gubernamental”, fundamentalmente, “de qué se trata” ese régimen que es el liberalismo, “opuesto a la razón de Estado –o que, antes bien, [la] modifica de manera fundamental sin cuestionar quizás sus fundamentos-, una vez que se sepa qué es ese régimen gubernamental denominado liberalismo, se podrá, me parece, captar que es la biopolítica”. No obstante, Foucault no volverá a ella, en su sentido tanto de arte de la vida, de gobernación de la vida, como de gobernación de la población y del /los cuerpos.

Próxima sesión: Las vinculaciones de los ordoliberales con América Latina.



EJEMPLO 1.
Las vinculaciones de los ordoliberales con América Latina.
Ejemplo 1: Van Mises en Buenos Aires.
Son conocidas las vinculaciones de la Escuela de Chicago con América Latina. Sin embargo, no lo son tanto las de los ordoliberales. En ella, juega un papel destacado, Van Mises.
1. Ludwig Edler von Mises.

Ludwig Edler von Mises (1881- 1973), nació en la ciudad de Lemberg, situada en esa época, en el imperio Austro-Húngaro.
Ludwig fue el mayor de tres hermanos, uno de los cuales murió de niño y el otro, Richard, llegó a ser con el tiempo un matemático y lógico positivista destacado y con el que Ludwig tuvo unas frias relaciones personales.
Ludwig von Mises se doctoró en derecho en 1906 y comienza su actividad docente, primero, durante seis años, enseñando Economía en la Escuela de Estudios Mercantiles de Viena para señoritas y después, a partir de 1913 y durante veinte años, como profesor de la Universidad de Viena. En 1934 hasta 1940 es nombrado catedrático de Economía Internacional en el Graduate Institute of International Studies of Ginebra (Suiza).
Huyendo de Hitler al comienzo de la segunda Guerra Mundial se trasladó a EEUU donde adquirió la ciudadanía y fue nombrado profesor de la Universidad de Nueva York, puesto que desempeñó hasta su jubilación en 1969. De 1920 a 1934 Mises organizó y dirigió seminarios de Economía en su despacho oficial de la Cámara de Comercio de Viena, en la que era Secretario General y Jefe del Departamento de Economía. Asistieron regularmente entre otros el premio novel de economía Friedrich von Hayek, Fritz Machlup, Felix Kaufman, del Reino Unido y Estados Unidos asistieron Lionel Robinson, Albert G. Hart.
Ludwing von Mises fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de New York y por la Universidad de Friburgo (Alemania); siendo distinguido en el año 1962 con la Medalla de Honor de las Ciencias y de las Artes de la República de Austria. Nombrad Distinguished Fellow de la American Economic Association en 1969. Ludwing von Mises falleció en Nueva York el 10 de octubre de 1973 después de haber publicado centenares de artículos y monografías sobre temas de economía. Ya en 1944 Henry C. Simons lo calificó como el “más grande profesor de economía viviente”. Después de su muerte, el premio novel de economía Milton Friedman, nada sospechoso de simpatía con las posiciones teóricas de Mises, ya que había importantes diferencias entre el neoliberalismo alemán y el norteamericano, se refirió a él como “uno de los grandes economistas de todos los tiempos”. Otro premio novel de economía, Maurice Allais, ha escrito que Mises era “un hombre de una inteligencia excepcional, cuyas contribuciones a la ciencia económica han ido todas ellas de primer orden”. En 1959 visitó Argentina, invitado por el Centro de Difusión de Economía Libre, donde brindó seis conferencias en la Facultad de Ciencias Económicas de la U.B.A. (Buenos Aires).
2. Testimonio de la viuda Van Mises.
“A fines de 1958, cuando mi esposo fue invitado por el Dr. Alberto Benegas Lynch, a ir a la Argentina a dictar una serie de conferencias, se me pidió que lo acompañara. Este libro contiene, por escrito, lo que mi esposo dijo a centenares de estudiantes argentinos en dichas conferencias”.
“Llegamos a la Argentina varios años después que Perón había sido forzado a dejar el país.
Perón había gobernado destructivamente y destruido totalmente los fundamentos económicos de la Argentina. Sus sucesores no habían sido mucho mejores. El país estaba dispuesto a recibir nuevas ideas y mi esposo estaba igualmente dispuesto a proveerlas”.
“Sus conferencias fueron dictadas en inglés, en el enorme salón de conferencias de la Universidad de Buenos Aires. En dos salas vecinas sus palabras eran simultáneamente traducidas al idioma español para los estudiantes que escuchaban con audífonos. Ludwig von Mises habló sin restricción alguna sobre capitalismo, socialismo, intervencionismo, comunismo, fascismo, política económica y los peligros de una dictadura. Estos jóvenes que escuchaban a mi esposo no sabían demasiado sobre el mercado libre o sobre las libertades individuales. Así como escribí sobre esta ocasión en My years with Ludwig von Mises (Mis años con Ludwig von Mises): ‘Si cualquiera en esos tiempos se hubiera atrevido a atacar al comunismo y al fascismo como mi esposo lo hizo, la policía habría entrado y lo habría detenido inmediatamente, y la reunión habría sido disuelta’”.
“La audiencia reaccionó como si una ventana se hubiera abierto y se permitiera al aire fresco soplar a través de las habitaciones. Habló sin notas. Como siempre, sus pensamientos eran guiados solamente por unas pocas palabras escritas en un trozo de papel. Sabía exactamente lo que deseaba decir y, usando términos comparativamente simples, consiguió comunicar sus ideas a una audiencia no familiarizada con sus trabajos, de una forma en que pudieran entender exactamente lo que estaba diciendo.
Las conferencias fueron grabadas y las cintas fueron más tarde trascriptas por una secretaría hispano parlante cuyo texto tipeado encontré entre los papeles de mi marido después de su muerte. Leyendo la trascripción recordé vívidamente el singular entusiasmo con el que aquellos argentinos habían respondido a las palabras de mi esposo. Y me pareció, como no-economista, que estas conferencias, dictadas ante un público lego en Sur América, eran mucho más fáciles de entender que muchos de los más teóricos escritos de Ludwig von Mises. Sentí que contenían tanto material valioso, tantos pensamientos importantes para hoy y para el futuro, que debían hacerse públicas”.

Próxima sesión: De la guerra fría y la interculturalidad. FMI y cartas de intención: ¿un tema intercultural?

martes, 21 de septiembre de 2010

Lecturas obligatorias.

"Comunicación y biopolítica".
Víctor Silva Echeto.
Revista F@ro.

http://web.upla.cl/revistafaro/n11/art08.htm

lunes, 20 de septiembre de 2010

Curso 2010.


CURSO:
COMUNICACIÓN, DECONSTRUCCIÓN Y ESTUDIOS DE LA CULTURA.
CURSO 2010.
MAGISTER EN COMUNICACIÓN.
UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE.
PROFESOR: DR. VÍCTOR SILVA ECHETO.

Situación del curso:
Primera parte: deconstrucción, comunicación y estudios de la cultura. La biopolítica como un eje de deconstrucción de la comunicación y de los estudios de la cultura. La biopolítica y el biopoder.
Crisis de los Estudios Culturales como teoría macro y el cansancio de la teorización.
Los estudios culturales como problema. Temas problemáticos: en este curso la biopolítica como eje de deconstrucción de la comunicación y la cultura.
Problema 1: Foucault y el nacimiento de la biopolítica. Biopolítica y neoliberalismo. Las vinculaciones de los ordoliberales con América Latina. Ejemplo 1: Van Mises en Buenos Aires. Problema científico y epistemológico: neoliberalismo, fenomenología y teoría crítica. Weber frente a Marx. Ejemplo 2: De la guerra fría y la interculturalidad. FMI y cartas de intención: ¿un tema intercultural?
Problema 2: Seguridad, territorio y población. La seguridad como un tema biopolítico. De la vigilancia y el castigo a la seguridad. Territorio y medición: el tema de la población.
Problema 3: Situación del curso y resumen en Defender la sociedad. Ejemplo 3: Postdictadura en América Latina. Archivos, políticas de la memoria. Biopolítica en Historia de la sexualidad. Las lecturas postfoucault.
Problema 4: Agamben y Foucault: continuidades/ discontinuas y rupturas. Resumen de los homo sacer. Soberanía, economía y religiones. Un religioso y un ateo. Agamben discute el concepto de vida en Foucault y Deleuze por un lado, y en Derrida por otro. Otras influencias de Agamben: Heidegger; Benjamin; Benveniste; Debord; Derrida.
Problema 5: comunicación de masas, espectáculo, simulacro, vigilancia y biopolítica. Debord frente a Foucault. Baudrillard frente a Foucault: ¿olvidar a Foucault o a Baudrillard?
Problema 6: ¿Se sustenta el concepto de biopolítica como eje de deconstrucción entre la comunicación y la cultura o se vuelve circularmente a la ironía de los conceptos?